PEREGRINO
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Curada por Andrea Torreblanca
21 de abril – 4 de junio, 2016

La representación del paisaje generalmente se asocia a la mirada del viajero que en su trayecto descubre construcciones e imágenes científicas o románticas. Aunque existe una distinción entre el paseante que observa y lo que el teórico Dennis Cosgrove describe como insider: el que habita el paisaje. Para éste último, nos dice, “no hay una separación clara entre escena, sujeto y objeto”, pues su relación con el paisaje tiene que ver con un lugar social y familiar.

 

En este sentido, Juan Carlos Coppel es un insider de su propio territorio. Su oficio como agricultor lo obliga a estar inmerso cotidianamente en la ordenación de un espacio productivo, que a su vez le devuelve imágenes sensibles sobre el poder de la industria y la explotación de la tierra desde una mirada cercana y afectiva.

PEREGRINO
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Aunque sus imágenes y esculturas se podrían vincular a una tradición de la fotografía de paisaje geográfico, o a los gabinetes de los exploradores naturalistas del siglo XVII, en realidad son registros de una observación y labor cotidiana sobre la transformación de la tierra. Por lo tanto, su mirada no sólo está orientada a descubrir lo sublime en la monumentalidad del paisaje, sino que advierte una postura crítica sobre los procesos agrónomos industriales, que al mismo tiempo revelan texturas, retículas y tejidos que alteran nuestra percepción sobre el entorno natural.

 

De igual forma, los residuos recolectados por el artista durante sus recorridos por los cultivos (animales, lodo, plásticos, cajas de madera) son reconfigurados en esculturas e instalaciones casi arqueológicas en donde el paisaje es domesticado de nuevo. En la exposición Peregrino, ( per agrare ) que significa hombre que camina el campo, el artista desnaturaliza el paisaje desde la abstracción—análogo a un ‘no lugar’ smithsoniano—a la vez que evidencia nociones sobre el proceso y el tiempo del trabajo. Finalmente, la obra de Coppel es tan incisiva como poética, pues la reflexión que hace entre la explotación y la percepción del paisaje, nos aproxima a una mirada crítica sobre el poder, la naturaleza y el transcurso del tiempo.

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